miércoles, 16 de mayo de 2007

FOTOS VIANA-BELORADO

Bien tempranito, el Camino salía de Viana. Precioso pueblecito muy cerca de Logroño. Fue frontera entre los reinos navarros y castellano-leonés, de ahí su ubicación en un alto y sus murallas.


Con Logroño a tiro de piedra, unas lagunas del Ebro.


Ahora sí, entrando en Logroño antes de cruzar el Ebro.

En un rinconcito de Logroño apareció esta iglesia.


Y la catedral.


Y de lo que más me gustó de Logroño. Sales por un parque larguíiiiiiiiiiisimo y muy bien aprovechado. Termina en una laguna donde vi sacar una trucha; y los patos sin inmutarse delante de la Salocleta.


En el alto de la Grajera, en la malla que separa el Camino de la carretera, los peregrinos confeccionan sus artesanales cruces. Cientos de metros de malla están cubiertos de cruces (y alguna estrella de David).


Antes de llegar a Ventosa, venía escuchando voces al fondo. Eran los que iban a ser mis compañeros durante 9 días. Estaban intentando orientar a un "peregrino" que quería hacer el camino en coche (un opel astra). Como es lógico, se había quedado entallado entre unos matorrales y los bicigrinos tudelanos estaban intentando orientarlos. Podéis ver los mojones que han ido fabricando los peregrinos......................chinote sobre chinote, hay cientos de ellos.


Ahora ya en compañía, Alberto (izqda) y Álvaro en Ventosa. Tomándonos la primera cerveza juntos (que no la última!!!!)


Albergue en Santo Domingo de la Calzada. No sé si por el calor, o por qué motivo nos llamó la atención, y entramos a verlo. Si el fin de una de vuestras etapas en el Camino coincide con este pueblo, no lo dudéis. ¡Qué pinta más buena!. Las literas amplias y en un edificio muy bien restaurado. Nos quedaban 539 kms!!!!


Más Santo Domingo de la Calzada.


Y el fin de etapa en Belorado. Magnífico albergue privado para tres bicigrinos ("El Corro" se llama).


Salud(os)

martes, 15 de mayo de 2007

FOTOS PUENTE LA REINA - VIANA

Nada más salir de Puente la Reina, cuestón del 15 pero las penas desaparecen rápido cuando pasas por rinconcitos así.

Arco en Cirauqui, y después su famosa calzada romana. Aquí ya el ruido de los bujes me ahorraba el avisar previamente a los peregrinos, y frenar en esa baja no fué más que una utopía. Necesitaba llegar a Estella y solucionar esos pequeños inconvenientes.





Y por fin llegué a Estella, donde gracias al Andrés Lisarri pude seguir mi Camino. Si os hace falta una puesta a punto en vuestra montura y estáis cerca, en el Paseo de la Inmaculada, 56 en Estella encontraréis "LISARRI BICICLETAS" además de un magnífico mecánico (50 años de experiencia), vais a encontrar buena conversación con una buena persona. Gracias a el mi Camino pudo continuar.




Ya sobre las 16:00 llegué a Irache, donde su vinito acompañó mi bocadillo de queso y mortadela. Allí coincidí con una peregrina catalana que no paró de reir en todo el rato. O era MUY feliz, o había dejado tiritando el grifo del vino........

FOTOS RONCESVALLES - PUENTE LA REINA

Preparando la salocleta. Como suele decirse, la procesión va por dentro. No veía el momento de salir.
















Esta foto no podía faltar. Ya me acompañaba la viera que me regaló Javi. No me acompañó pedaleando, pero hizo los 800 kms conmigo.


















Los camintos navarros no son autovías...............pero los había peores!!!!!!





Aquí la monovolumen admirando el entorno de Zubiri.



La subidita el Erro. En la foto no se aprecia el desnivel, pero la cuestina se las traía. Hay que empujar (o escalar, según se mire) unos cientos de metros, pero el resto se hace bien sobre la bici. Merece la pena disfrutar estos caminos.


El percance con las alforjas. No tenía asumidas aún las medidas de mi montura, y no pasé por donde creía que sí lo haría.

Un par de bridas sustituyeron a una de las pinzas que sujetaba la alforja izquierda a la parrilla. Con un imperdible volví a darle servicio a la cincha que cerraba la alforja, y con otros dos imperdibles pude colocar de nuevo la funda impermeable que se ve colgando en el tronco caído (y que iba cosida a la alforja).

¿Entendéis ahora por qué beatifiqué a Santa Brida y San Imperdible? Fueron mis ángeles de la guarda ;)

Y ya en Puente la Reina, mi primer día llegaba a su fin.

Jueves, 26 de abril de 2007

Arzúa - Santiago de Compostela

Dist. Recorrida-->41,53 kms
Vel. Media--> 14,6 kms/h
Tiempo de pedaleo--> 2,49 h

Hoy es un día especial. Esto se termina (¿o quizás empieza?), y se nota que nos apetece alargar esto lo máximo posible. Tranquilamente salimos del albergue, y mirando hacia arriba vemos que hoy parece que vamos a mojarnos menos. Aún así los chubasqueros están a mano, y las fundas de las alforjas bien colocaditas. A un paso, en la plaza, desayunamos. Un cafelito y dulce. Hoy quedan pocos kms, y según los perfiles, son sencillitos.

Sobre las 9:30 estamos pedaleando. El paisaje sigue siendo muy gallego, pero menos cerrado. Los eucaliptos aquí han dominado a los carballos, pero las subiditas siguen siendo las mismas. Quizás por sentir la meta tan cerca, los rampones que aparecen a la vuelta de cualquier curva parecen menos duros, o quizás sea que ya no presto atención al esfuerzo de las piernas.
Antes de darnos cuenta estamos subiendo Monte do Gozo. Son las últimas rampas fuertes de nuestro Camino. Después de 800 kms casi que no quieres que terminen.
Allí, como no, fotito. Y de nuevo mirada al cielo. Ahora la cosa se pone fea, está muy cerrado, hace viento y junto al monumento al peregrino Juan Pablo II hace más frio del que me gusta. Así que de nuevo sobre la bici. Sin apenas dar una pedalada estábamos junto al cartel que indicaba la entrada en la ciudad.
A partir de ese momento a mi se me instaló una sonrisa rara en la cara... que se enfatizó cuando llegamos a la plaza de Obradoiro. Todo lleno de peregrinos, gente tocando la gaita, muchos turistas. Eran las 12:45 y ya estábamos allí. Cualquiera me decía esto a mi hace 14 días. 3 días antes de partir Javi me confirmó que no podría acompañarme; el primer día rompí las alforjas, el segundo la bici dijo "hasta aquí"...............y ahora tenía la Catedral de Santiago frente a mi. Después de 800 kms en coche, y 810 en bici. La sensación de felicidad, orgullo, o lo que fuera aquello fué otra de las experiencias para no olvidar del Camino.

Cuando bajamos de la nube fuimos en busca de la oficina del peregrino, donde de nuevo nos encontramos con nuestro amigos aragoneses. Ellos habían llegado un día antes.
Una vez con la Compostela en la mano, Alberto y Álvaro fueron en busca de un hostal donde quedarse, ya que hasta el sábado no salía su tren. Yo, que había quedado con mi primo Jose por la tarde, busqué donde guardar la bici y las alforjas unas horas (en la misma oficina del peregrino te la guardan bajo llave por 1 €) y también donde donde poder asearme. Frente a la oficina, en un hostal puedes ducharte por 5 € (y con toalla, otro lujo del Camino).
Mientras mis amigos tudelanos se establecían, aproveché para dar un paseo por el casco viejo de Santiago, y como no, visitar la Catedral. Precioso. Me recordó a Cáceres, pero más oscuro. Visité a Santi, al que transmití unos recados que me habían dado para él en Extremadura. Mi viaje no ha sido religioso en lo más mínimo, pero lo prometido es deuda y me acordé de aquellos que me lo pidieron, y de algunos otros que no lo hicieron, que sé que lo hubiesen deseado.

Al poco, de nuevo reunidos los 3 bicigrinos fuimos en busca de lugar dónde comer. Iba a ser nuestra despedida (aunque no lo sabíamos), así que paella de marisco, ensalada, ribeiro....................................y 40 € por barba. Satisfechos, nos separamos. Yo había quedado con mi primo y su familia, y ellos iban a dar una vuelta por Santiago. Quedamos en vernos al día siguiente en la misa del peregrino.

Ya con mi primo, pude ver más en profundidad el caso viejo y sus pubs. Muy bien integrados en los edificios centenarios y muy acogedores. Después de ir en busca de la salocleta nos encaminamos hacia el piso de Jose, y de allí a ver al resto de mi familia.

Y por la noche, y para que mi mal acostumbrado estómago no protestase, fuimos a ponernos como el kiko de comer. En la Rua San Pedro está el restaurante San Clodio (cuanto santo junto!!!). Allí entre los dos nos metimos una parrillada de ternera (churrasco), que yo aún dudo si era ternena o ternera y media. Qué barbaridad, cuánta comida junta. Eso sí, las dos botellas de mencía que lo acompañaron, ayudaron mucho a digerir "el aperitivito". Y bueno, como había que aprovechar que uno no viene mucho a Santiago, nos fuimos a ver cómo es el ambiente nocturno de esta ciudad. De nuevo repito, se me parece a Cáceres. Los jueves deben ser iguales en todas las ciudades universitarias. Una "marcha" muy sana que invita a hablar con todos y conocer gente nueva. Pero todo tiene un límite, y a las 4 de la mañana, mi cuerpo acostumbrado a irse a descansar a las 22:00 dijo que basta.

A las 9 de la mañana ya estaba en pie. Jose ya se había marchado a trabajar (pronto te veré primo, y gracias por ser mi anfitrión) y yo me dí una vivificante ducha. Noté que algo no iba bien del todo; estaba a las puertas de un resfriado importante.
Una vez recogí y volví a montar por útlima vez las alforjas, puse dirección a la estación de trenes, donde de milagro alquilé un Toyota Yaris. Metí la bici y tomé una decisión; tenía que salir para Badajoz cuanto antes. No me encontraba muy bien y el viaje era largo. Si salía después de la misa del peregrino llegaría de madrugada a Badajoz. Lo malo fué que no pude despedirme en persona de mis amigos Álvaro y Alberto, y así poder darles las gracias por darme compañía y por hacerme pasar unos ratos tan magníficos. No olvidaré estos días, ni mucho menos a ellos. Gracias.

Y poco más. En algo más de 8 horas estaba en casa, añorando ya el no desplazarme en bici, y babeando cada vez que veía a un peregrino haciendo la Vía de la Plata.....................

Seguro que con mis amigos de Ager podemos organizar alguna cosilla, pero eso ya será el año que viene.

Salud(os) y gracias a todos por vuestros comentarios y por leerme. Estos días he notado el cariño de mucha gente, y quizás sea la mejor de las experiencias vividas. Desde lejos he conocido aún más a los amigos que tengo cerca.